Las travesuras de Emy: Los Huevos

En el colectivo mental de los autores de Silma, los personajes viven dentro de un complejo mientras no están ocupados trabajando en sus libros. Este complejo se conoce como Cuartel Silma, en el que hay facilidades como de club campestre y cada uno de los personajes cuenta con una habitación personal. Excepto si deciden compartir con alguien, como Emy que comparte cuarto con Andrea.

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Ludita

—¿Por qué tienes esa cara de idiota?
—Así me veo cada que pienso en tu mamá.
—Eres un pendejo. ¿Dónde está mi avance?
—Aquí. —Le enseño el teléfono.
—¿De cuando acá tan tecnológico? Si a ti te caga la tecnología.
—Juan Pablo, no me dio tiempo de imprimir.
—Ah, fuiste la peda que te dije. Muy bien cabrón. Seguro te conseguiste una /amiguita/.
—Wey, neta, tú eres el pendejo.
—Tu empezaste, y nunca me respondiste porque la cara de idiota y dónde está mi avance.
—Si necesitas saber, pinche metiche, si fui a tu fiestecita y me quede dormido. Mi hermana, que pasó a recogerme… Muchas gracias por mandarme el carro solo a dejarme…
—No Mamés, ya puedes pedir un carrito.
—¡No es el punto! En todo caso, mi hermana pasó por mi me llevo a su casa, con mi sobrino enfermo. No dormí mucho y me quede dormido hasta que ella me habló.
—¿Ella?
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Cuatro horas después

No me ha llamado. ¿Qué clase de persona es esta mujer? Primero muy indignada, luego muy molesta; ah, pero ella no parece ser muy puntual. Bueno, según los cálculos y los horarios que me dio Ana, apenas estaría aterrizando. A lo mejor todavía no sale del aeropuerto. Pero a lo mejor, ya llegó al hotel y simplemente no me quiere llamar por teléfono. ¿Por qué no aprendí a usar esa cochina nube? Mis problemas estarían resueltos. Dicen que puedes acceder a tus cosas desde cualquier lado.

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Modo Vuelo

¿Cómo es posible que haya este tipo de personas irresponsables? Cuatro horas, yo aterrizo en dos. Qué tontería. Ya alguna vez me habían dicho que mi trabajo era hacer la vida de los demás más sencilla; lo cual no significa que la mía se haga más fácil. Pero esto es ridículo, ¿buscarle solución a un problema que ni siquiera es culpa mía?, facilitarle un respaldo… Agh, lo peor de todo es que siento el enojo. Está en la superficie de mi ser y no lo voy a poder detener. Mi mal humor explotará en alguien que no tiene la culpa. Lo sé, ya me ha pasado antes.

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